SECCIÓN: ARTDESER
El lema "Sapere aude", que significa "atrévete a saber" o "atrévete a pensar", ha sido un llamado inspirador a lo largo de la historia, especialmente durante el período de la Ilustración, cuando filósofos como Immanuel Kant lo utilizaron para animar a la humanidad a liberarse de la dependencia intelectual y a abrazar el pensamiento crítico. La frase no es solo un eslogan filosófico, sino un mandato vital que sigue siendo relevante en nuestra era contemporánea. En un mundo saturado de información, donde las opiniones se intercambian con rapidez y los discursos se vuelven virales en cuestión de segundos, la importancia de pensar por cuenta propia y de no conformarse con las ideas de otros se torna crucial para el desarrollo personal y colectivo.
Kant, en su célebre texto "¿Qué es la Ilustración?", describe la Ilustración como la salida del ser humano de su "culpable incapacidad", es decir, su dependencia de otros para formar sus opiniones y comprender el mundo. Según Kant, esta incapacidad no se debe a la falta de inteligencia, sino a la falta de coraje y voluntad para utilizarla sin la guía de otro. La pereza y la cobardía son los principales obstáculos que impiden que las personas se liberen de esta tutela intelectual. Es más fácil, en palabras de Kant, dejar que otros piensen por nosotros, ya que pensar por cuenta propia implica esfuerzo, responsabilidad y, en muchas ocasiones, la incomodidad de enfrentarse a la incertidumbre.
La pereza intelectual: un enemigo silencioso
Uno de los principales obstáculos que Kant identifica es la pereza. Pensar críticamente es un ejercicio agotador, que requiere no solo conocimiento, sino también esfuerzo y constancia. Para muchas personas, es más cómodo aceptar las ideas que otros proponen, sean estas instituciones religiosas, políticas, o figuras de autoridad. Este fenómeno no es exclusivo del siglo XVIII, sino que sigue presente en el siglo XXI. Las redes sociales, por ejemplo, son plataformas donde se difunden opiniones de manera masiva, y muchas veces, sin un análisis crítico adecuado. El “copia y pega" de bulos, de ideas y la adopción automática de discursos predominantes en nuestra sociedad moderna son pruebas de que el pensamiento autónomo sigue siendo un reto pendiente.
Aceptar sin cuestionar las narrativas que otros nos ofrecen nos sitúa en una "infancia intelectual", donde nuestras capacidades críticas permanecen subdesarrolladas. Esta metáfora que utiliza Kant es particularmente poderosa porque ilustra cómo, aunque biológicamente maduramos, muchos de nosotros permanecemos en un estado de dependencia mental. Pensar por cuenta propia significa tomar las riendas de nuestra autonomía, pero este proceso conlleva riesgos: errar, dudar, enfrentarse a nuevas perspectivas y, en ocasiones, nadar contracorriente. No obstante, es precisamente en estos desafíos donde se encuentra el crecimiento intelectual y moral.
El valor de enfrentar la incertidumbre
Kant nos insta a tener el valor de utilizar nuestra propia razón, lo que implica no solo el esfuerzo de pensar, sino también el coraje de enfrentarse a la incertidumbre y la posibilidad del error. La certeza absoluta es un refugio cómodo, pero muchas veces es una ilusión. Atrévete a pensar significa aceptar que no siempre tendremos todas las respuestas, pero que es a través del cuestionamiento y la reflexión donde podemos acercarnos a una mejor comprensión de la realidad.
En nuestra sociedad, a menudo se valora más el conocimiento técnico que el filosófico o reflexivo, lo que puede llevarnos a creer que las respuestas ya están dadas por los "expertos" en ciertos campos. Pero esto puede reforzar la idea de que nuestra responsabilidad como ciudadanos es limitada, ya que otros —gobiernos, académicos o instituciones— tienen la última palabra. Este fenómeno es peligroso porque fomenta una actitud pasiva y conformista frente a los desafíos del mundo, ya sean políticos, sociales o ecológicos. El "sapere aude" kantiano nos recuerda que es nuestra responsabilidad ser agentes críticos en todas las esferas de la vida, y no meros receptores de conocimiento.
La influencia de los "tutores"
Kant también señala que, en muchos casos, son otros quienes se erigen como nuestros "tutores", es decir, figuras de autoridad que asumen el papel de pensar y decidir por nosotros. Estos tutores pueden ser gobiernos, líderes religiosos, ideólogos o incluso figuras públicas influyentes en la actualidad. Mientras permitamos que estas figuras piensen por nosotros, seguiremos siendo "pupilos" intelectuales. Sin embargo, el poder de los tutores no solo reside en su influencia, sino en nuestra disposición a cederles ese poder. Es, en última instancia, nuestra responsabilidad emanciparnos de estas tutelas y asumir la tarea de pensar por cuenta propia.
El contexto moderno, con la omnipresencia de los medios de comunicación y las redes sociales, nos sitúa en un dilema similar al que Kant observó en su tiempo: la dependencia de otros para formar nuestras opiniones y el peligro de caer en la repetición acrítica de ideas. Este fenómeno de delegación del pensamiento es particularmente notable en la era de la posverdad, donde las emociones y las creencias personales a menudo tienen más peso que los hechos y la razón. En este entorno, el llamado a "atreverse a pensar" adquiere una relevancia renovada, ya que nos desafía a no aceptar pasivamente la información que recibimos, sino a cuestionarla, analizarla y formarnos nuestras propias conclusiones.
El pensamiento crítico como responsabilidad moral
Pensar por cuenta propia no es solo un acto de liberación personal, sino también una responsabilidad moral. Al ejercer nuestra capacidad crítica, no solo nos beneficiamos a nosotros mismos, sino que contribuimos a la mejora de la sociedad. Las decisiones informadas y razonadas son esenciales para el funcionamiento de una democracia saludable. Kant reconocía que pocos se atreven a dar ese "salto inseguro" hacia el uso independiente de la razón, pero también reconocía que aquellos que lo hacen son los que contribuyen al avance de la humanidad.
En pocas palabras, el "sapere aude" de Kant es una invitación urgente a reflexionar sobre nuestra relación con el conocimiento y el pensamiento crítico. En una era donde la información abunda pero el análisis profundo escasea, es más necesario que nunca asumir la responsabilidad de pensar por cuenta propia. La emancipación intelectual no solo nos libera como individuos, sino que también nos capacita para ser ciudadanos más comprometidos y responsables en un mundo complejo y cambiante. Un salto cualitativo que se acerque más y mejor a la difusa verdad, y al sentido de nuestra vida.
Lecturas y enlaces, entre otros, que inspiran este artículo:
https://ethic.es/2021/10/la-ilustracion-a-traves-de-los-ojos-de-kant/
https://ethic.es/2023/07/el-populismo-contra-la-ilustracion/
https://www.ambitojuridico.com/noticias/educacion-y-cultura/que-es-la-ilustracion-de-immanuelkant