Hay veces que la noche se vuelve madrugada
paseando quimeras por los ojos abiertos,
y hay veces que la aurora con su luz sonrosada
nos saluda despierta con sus rayos inciertos.
Hay veces que los miedos atracan en los puertos
de experiencias nefastas que dañaron el alma;
las dudas, las sospechas y tantos desaciertos
que nos quitan el sueño y hacen perder la calma.
Hay veces que la mente procura y no concilia
sus ansias con dormirse pues lucha sus batallas
y en ese laberinto de problemas se exilia
con su propio cilicio para purga sus fallas.
Encontrar dulces sueños durante la vigilia
es lo que empuja al hombre a escalar sus murallas.