Soñó la hermosa
cuando vio al pintor
que trazaría su cuerpo
de vivo color.
Soltó su ropa
de tal fulgor
que lució su porte
con esplendor.
Maquilló su cuerpo
de pinturas tricolor
y sus partes íntimas
con mucho pudor.
Ya pronto se siente
como el ave azor
de bello plumaje
y gran valor.
Se adentró en el monte
como un actor
alzando el vuelo
recreando honor.
Ya en el aire volando
creyéndose su domador
cayó su cuerpo al suelo
sintiendo un gran dolor.
La lluvia mojó su cuerpo
quitó los trazos de azor
y se volvió muy pequeña
por el aspecto exterior.
Al verla tan indefensa
quiso ayudarla el pintor
sobrepuso otro lienzo
con nueva luz y color.
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