No hay luna y ella me alumbra,
en la oscuridad hasta la mañana,
la observo desde la ventana,
en la aurora será una sombra.
Enciende mi senda noctámbula,
en la noche de mis amores,
con reflejos de colores,
la hermosa libélula.
Ella me da compañía bella,
con el sonido del viento,
y como las estrellas,
da luz a mi pensamiento.
Se reflejan en las almas,
se dibujan en las penumbras,
y parece que me nombras,
si entre las flores asomas.
Son como espejos del aire,
recorren ríos y praderas,
son musas con donaire,
Inmarcesibles quimeras.
Desprenden etérea alegría,
los enamorados la miman,
sus alas son poesía,
y hasta por ella suspiran.
© Isa Hdez.
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