El pianista tomó la partitura en silencio y se sentó frente al teclado. Leyó con detenimiento la pieza y con un suspiro comenzó a mover los dedos de su mano izquierda mientras seguía las notas. No le convencía; se le antojaba demasiado vanguardista para sus oídos entrenados en un gusto clásico.

Pero a su mano sí le gustaba, y comenzó a deslizarse sobre las teclas de un lado a otro con ilusión y agilidad. Tanto se emocionó que sintió cómo su hermana derecha, caída en combate años atrás, la acompañaba y tocaban juntas aquella música tan original.

*Inspirado en Maurice Ravel y su Concierto en Re Mayor para la mano izquierda, compuesto expresamente para el pianista Paul Wittgenstein que había perdido su brazo derecho en la guerra.

Microrrelato incluido en su libro Los espejos de Venus