Con el presente preámbulo es mi deseo abrir mi conferencia y, como deferencia a los que aquí hoy se encuentran, quería ofrecer mi aportación al rico entorno del que forma parte este espacio que nos rodea y así ir contribuyendo a la historia de este trocito de Gran Canaria del que ya en el año 1476 se tienen noticias pues fue en esa fecha cuando, según Juan de Abréu y Galindo, autor de la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria del año 1632, se produjo el viaje a la isla de Lanzarote de los embajadores de Gran Canaria que fueron a pedir perdón a Diego de Herrera, señor de las islas, honor que le fue dado por seres ajenos a ellas, después de haberse dado el ataque de los canarios a la torre de Gando. Entre aquellos embajadores se encontraban Adeum de Atamarasaid y Artenteyfac de Artevirgo. No queda solo ahí la cosa sino que a fines del siglo XV ya tenían constancia los Reyes Católicos, por las noticias que les llegaban de aquellos guanartematos o lugares de población, que con el paso de los años fueron cambiando sus primitivos nombres amazigh y eso lo podemos leer en la obra titulada “Historia de los Reyes Católicos por el Bachiller Andrés Bernáldes, cura de Palacio”, y que en su capítulo 56, y página 183, nos dice: “…e así el Rey Don Fernando e la Reina Doña Isabel conquistaron e ganaron la Gran Canaria e había en ella los lugares e aldeas siguientes…” solo y para que esta introducción no se alargue en demasía deseo compartir con todos ustedes los que pudieran ser de mayor el interés y por cercanía. De los treinta y cinco lugares que se citan, curiosamente, solo tres no comienzan con la letra a, que son: Telde, Gáldar y Themensay. Y los que más nos puedieran interesar, por la citada cuestión de cercanía serían: Artenaran, Afaganige, y Artubrirgains. Estos tres topónimos eran zonas de población amazigh, los que hoy son: Artenara, Fagajesto y Juncalillo o Artebirgo, el lugar en el que hoy estamos reunidos.
Si fuéramos a esos orígenes se debería escribir con b, como así se ha hecho constar desde el I Artebirgua pero los escribanos y las personas que daban los datos los escribían como los oían aunque, a mi entender, estos datos toponímicos de origen amazigh fueron dados por entendidos en la materia histórica, no en vano tenemos excelentes historiadores, tanto griegos como romanos y de nuestro origen, el África amazigh, no podemos olvidar que fue provincia romana y fue de ellos, muy probablemente, aunque todo lo sucedido en aquellas fechas son meras hipótesis, de los que huyeron los primeros pobladores africanos que aquí se asentaron hacia el siglo V antes de nuestra era.
Entonces, se preguntarán, la razón del por qué Artebirgua y la explicación es bien sencilla ya que en la obra “Repartimientos en Gran Canaria. Estudio, transcripción y notas de Manuela Ronquillo y Eduardo Aznar Vallejo” publicado por el Museo Canario en 1998 siempre aparece como Artebirgua y de ahí su confusión y error.
A lo largo de los siglos XVI y XVII solo en una ocasión, en 1604 aparece Artebirguo y el resto como Artebirgo con b o con v, la mayoría de las veces, siempre terminado en o en cualquiera de sus variantes.
También tengo que decir que los vecinos de esta zona en aquellos alejados años lo llamaban Artebirgo y así lo hizo en el año 1587 Diego Caravallo; y, entre otros: Hernando de Góngora, Pedro Martín, Isabel Hernández, Isabel Rodríguez, Miguel Moreno, Juan Vale, Francisco Suárez, Juan Delgado o Cristóbal Afonso, todos vecinos de Artevirgo, y como nombres de lugares o topónimos de Artebirgo, en los citados años, se mencionaban, entre otros: Barranco de Juan Carnero, Hoya de Espino, El Lugarejo de Artevirgo, El Lugarejo en Barranco Hondo o Las Moradas.
El Lugarejo de Artebirgo, en 1639, aparece como un término de la villa de Gáldar pero antes no se especifica y después de esa fecha aparece Artebirgo como silla independiente junto a las de Gáldar y Guía. En 1688 aparece claramente como Artebirgo y su jurisdicción, separando el distrito y las jurisdicciones de Artenara y Artebirgo hacia 1723; desde 1749 a 1766 se hace constancia de La Vega de Artebirgo como perteneciente a la jurisdicción de Artenara y así el de julio de 1766 el capitán D. José Victorino Henríquez de Quintana, el que fuera alcalde real del lugar de Artenara, firmaba un documento en el que se hacía constar que era poseedor de tres fanegadas de tierra en la Vega de Artevirgo, en el término del Lugar de Artenara, que lindaban por arriba con el Vínculo de D. Bartolomé Sarmiento y por abajo con las tierras del Coronel D. Fernando del Castillo; además tenía otro pedazo de tierra donde dicen el Llano del Pleito, en la misma Jurisdicción; y otro trozo de huerta en Los Manantiales, en el mismo término. En 1777 se nombra el término de El Juncal de Barranco Hondo. ¿Podría ser que el Llano del Pleito fuera, precisamente, el conflicto que hubo para ver a quién pertenecía esta zona? De momento es solo una hipótesis.
Para concluir decir que el 27 de abril del año 1848 el pago de Barranco Hondo se segrega del distrito municipal de Artenara y se agrega al de Gáldar, como habían solicitado sus vecinos, por Real Orden de la citada fecha.
Así, como vemos, se saca a la luz la historia porque como decía el periodista Manuel Alcántara: “Lo curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra.”
* Pronunciado por el autor en el VI Artebirgua Literario Letras en la Cumbre (Juncalillo. 2022)