Quiero despertar en un pueblo viejo,
de esos, con olor a cebada en las mañanas.
Que me recuerde a los abuelos
y en donde envejezcan las montañas al caer la tarde.
Quiero despertar con el olor al café despuntando al alba
y en mi regazo, las mantas más antiguas de mi escaparate.
Sentarme en el taburete bajo el manzano del patio
y escuchar a los gorriones, darme los buenos días.
¡Quiero despertar ahora que aún soy joven en un pueblo viejo,
oler a tabaco, tierra húmeda, pasto!
Subir las montañas más altas
y envejecer junto a ellas, al caer la tarde.