Almudena-Mestre
Almudena Mestre

 

 

 

 

Cuerpo de Ausencias, de Carmen Paloma Martínez (Madrid),  Licenciada en Dirección de Empresas turísticas, columnista de la revista “Soy mujer opinando”, tertuliana de radio, expresidenta de la Asociación Cultural Encuentros de mujeres en Arona y miembro de la RIET – Red Internacional de Escritores por la Tierra) es un libro de poemas que acaba de ser publicado por la Editorial Escritura entre las nubes en 2022.

Es un libro que invita a la reflexión sobre la soledad y el aislamiento del hombre de la misma forma que Friedrich Nietzsche reconoció que la vida humana estaba plagada de dolores tanto físicos como espirituales, inmersa en la soledad. Pero a la vez ese aislamiento creía que se podía superar por medio del despliegue del valor de la vida medido por la voluntad del individuo.

Cuerpo de Ausencias con una hermosa portada de la pintora Ewa Hauton empieza con un inteligente prólogo de la poeta de Rosa María Ramos Chinea. Con una cita de Virginia Woolf, la poeta encabeza el primer poema de los setenta que componen el libro dedicado a las ausencias, los miedos y las debilidades que se muestran a través de la voz poética que suplanta la voz y el alma de la madre y de su existencia por el mundo

Existen numerosas referencias literarias y citas que pespuntean todo el libro de poemas (Joan Margarit, Ida Vitale, Alejandra Pizarnik, Emily Dickinson, Heráclito de Éfeso, Arthur Rimbaud, Antonio Machado, Chantal Maillard) que anticipan el camino y la luz hacia el desvelo angustioso y profundo de un yo poético sublimado y enmascarado en la figura materna.

La cuestión central de la estética, la naturaleza del arte y la literatura confluyen en Ut pictura poesis donde la imaginación temporal de la literatura muchas veces avanza y se desplaza hacia el terreno de la pintura o tal vez la música. ¿Se unen poesía y pintura, con lenguajes diferentes en cuanto la expresión o tal vez divergen en el infinito transmitiendo cada uno a su manera emociones y sentimientos? ¿Cuál es el punto de inflexión de este libro de poemas en el cual se acerque o separe la pintura de la literatura dentro de las artes plásticas, visuales o del espacio? El imaginario espacial se dibuja entre medias de los versos de la poeta dando su aportación antropológica y existencial tal y como nos muestra Carmen Paloma enraizados en el inconsciente colectivo del psicoanálisis donde aflora el sueño y los deseos en forma de pulsiones.

Entre sus páginas se esconden poemas que reclaman una mirada diferente a la mujer, a la madre, a las luces y las sombras del hombre en general. El lenguaje adquiere diversos rasgos y recursos estilísticos como la aliteración, la personificación y la metáfora para expresar el dolor, la exaltación obsesiva y el retrato angustioso ante lo ignoto, lo desconocido y lo misterioso. En efecto, el amor, la soledad, la angustia existencial y la muerte son los temas esenciales de esta colección de poemas que pretenden dialogar consigo mismo a través de la voz poética llena de ritmo, musicalidad y vitalidad. Un grito vivencial cargado de rasgos autobiográficos de la infancia se deja fluir por las zonas oscuras poéticas inmersas en una lucidez, racionalidad e inteligencia de la poeta que, en definitiva, resume la angustia del hombre contemporáneo.

La poeta intenta transmitir la especialización del tiempo en la vida cotidiana de su infancia mediante los huecos y las huellas del pasado, atravesados por la memoria. Debido a la abundancia de referencias topográficas de la poeta induce a pensar en un Cosmos antropológico tal y como definiría (Gaston Bachelard) donde el rol de la memoria sería el espacio de la “casa”, la cual adquiere cierta carga simbólica o emocional percibiéndose la inmensidad y la grandiosidad de los diferentes rincones de ella.

Existe una simbología importante a reseñar entre la puerta, las habitaciones, los rincones y el umbral de la casa como límite entre lo profano y lo sagrado, lo exterior y lo interior, lo pasajero y lo eterno. La coordenada espacial es importante dentro de un mundo enclavado en la posmodernidad. Una lírica intimista sujeta a la noche, la oscuridad, al fuego, a las cenizas, al cementerio. Dentro de sus versos late y aflora el régimen nocturno de Gilbert Durand cuyo libro “Las estructuras antropológicas de lo imaginario” (1981) indaga como lo hace la poeta en las vivencias de la trascendencia partiendo de la experiencia concreta.

Y toda esta estructura poética pensada y meditada de Carmen Paloma Martínez fue presentada ayer en la Biblioteca Eugenio Trías (Casa de Fieras de El Retiro) de la mano de uno de los mejores escritores posmodernos del XXI, Justo Sotelo que destacó las claves literarias que subyacen al libro de poemas, la importancia de las influencias y las referencias que lo componen desde un punto de vista crítico así como la importancia del lector y la fusión existente entre el arte, la música y la literaria.

Surgieron interesantes voces de amigos y familia de la autora así como de mis compañeros tertulianos Santiago Martínez, Aurora Da Cruz y María Victoria Huertas a los que volveré a ver próximamente  en las tertulias y agradezco sus comentarios en este auténtica fiesta de la literatura. Besos a todos y enhorabuena  a la autora y a su magnífico presentador por esa tarde otoñal y mágica en El Retiro - Jardines del Buen Retiro de Madrid. (22/09/2022)