Me cansé de esperarte,
de esperar el milagro,
de guardar entre ruinas
este amor moribundo,
de soñarme desnuda
a orillas de tus labios
siempre vacío el hueco
de un lado de la cama.
Me cansé de llorarte,
-plañidera del viento-
mis lágrimas discurren
por arterias agrietadas
ahogando mi corazón;
ojeras como sombras
se esconden en la noche
¡desgreñada tristeza!
Me cansé del silencio
de tus islas desiertas
pobladas de suspiros,
no quiero ilusionarme
con fútiles quimeras,
ni paraísos perdidos,
depongo aquí las armas
y quiebro las cadenas.
El horizonte aguarda:
Reanudo mi camino
pisando los talones a mis sueños.