Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
-Joaquín Sabina-
Chavela conoció la amargura intacta,
la que descose estos versos tildados
de alguna melodía inocua
que recorría las cantinas, las desgarraba,
atrayendo los viejos dolores
que pernoctaban en su cama,
bajo taquicardias y almohadas
que gritaban en la noche.
Chavela emanaba tristeza
transparentándosele el cuerpo, la vida,
tal y como era.
Lloraba, amaba, lloraba,
pero siendo Chavela, solo ella,
en una resaca consciente, decidida,
que entonaba, modulaba...
¡Ay dolor!
¡Quién pudiera cantar, vivir, llorar, reír,
y en pedazos mantenerse de pie,
cómo lo hacía Chavela!