LAS ORILLAS aguardan pacientes,
descocida libertad,
y ya sabemos que serán sus lunas
las que nos devuelvan a la mar.
Hay orillas que crujen en nuestra espalda,
cielo de las estrellas soñadas
que naufragaron en los acantilados
por donde tantas veces galopó el corazón.
Hay orillas agujereadas con agua de lluvia,
charquitos por donde la vida pequeña se hace grande,
allí querremos estar cuando la luz nos alcance
y mordisquee nuestros párpados adormilados
y volvamos al canto de las caracolas
y al bullicio de los peces cristalinos
en nuestro pecho fortificado.
Poema de su libro Alas de maresía (2022)