Madre querida qué bella eres cuando me miras
Intensa siento como desprendes armonía
Mueres de amor si ves que peligra el alma mía
Alba rosa y tersa tu cara hermosa cuando suspiras
Dentro de mi te llevo como un talismán grandioso
Ríes cuando me ves feliz con tu rostro gozoso
Entre jazmines rebusco tu aroma cada madrugada
Embelesada contemplo tus manos llenas de sabiduría
Sonora tu risa reverbera el brillo que me deslumbraría
Helado se queda mi corazón si no siento tu aliento
Eres la estrella que más brilla en el firmamento
Remanso de paz y pétalos blancos con gemas a tu paso
Meces la ternura entre los brazos unidos en tu regazo
Ocasos vividos con paradigma, mesura y prestancia
Sembradas quedaron enseñanzas de infinita elegancia
Agradezco el refugio de mis pesares bajo tu piel de esperanza
© Isa Hdez.
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(Acróstico)