Haydeé-Bourzac

Mis     Para mi cumplir los 75 años fue como un regalo de la naturaleza, en verdad  no pensé que viviría tantos años con salud y deseos de hacer cosas, hoy ya he sobrepasado esa  edad y sigo disfrutando de una vejez tranquila al lado de mis seres queridos me siento con capacidad suficiente para continuar activa el tiempo que me quede por vivir

  Hoy  tengo que hacer un esfuerzo mayor para lucir mejor. La esclavitud de pintarme el pelo y cuidar mi cara, me recuerdan constantemente que mis lágrimas y mis risas no han sido en vano, que cada cana y cada arruga tienen su historia.

  He vivido, he reído y he llorado. Sin embargo, a pesar de eso, considero que el gran cambio que los años han aportado  a mi vida, se ha producido en mi interior. Los años me enseñaron a disfrutar, a compartir, a agradecer el regalo de la amistad, y fomentar mi capacidad de comprensión y respeto  a todos los que me rodean.

 Ahora reconozco que un beso de mis hijos, la sonrisa de un niño, o una celebración familiar, produce más luz en mi vida, que la más deslumbrante y espectacular luna llena.

  El tiempo que he vivido también me ha enseñado, que mis amigos han sido seres de luz que han alumbrado mi camino en algún momento y en algún lugar. Sin importar el tiempo, ni  la distancia. Que  los verdaderos siguen aquí y los que se fueron es porque simplemente eligieron otro camino.  Que mi fe se ha vuelto fuerte y tolerante. He asumido la responsabilidad de mi vida sin vanidad, ni ostentaciones. La razón me ha enseñado  a aceptar lo que no puedo obtener ni cambiar.  Y, aceptar con respeto, la libertad de creencias de otros colectivos.

  Los años han pasado y la realidad de mi vida ha ido cambiando. Aunque mi cuerpo  haya envejecido, mi alma se mantiene con ilusión y disfruto de las cosas buenas que la vida aún puede brindarme.

   No temo a la vida, y mi época de inseguridades y de correr tras ella ya pasó. He caminado lo suficiente para entender, que no puedo y no quiero vivir de apariencias, porque si lo hago, esto no me daría la felicidad.

  También comprendí  que no debo más que sentir agradecimiento por haber tenido el privilegio que mis amigos me eligieran como un acompañante del alma en su viaje por la vida.

  Por último, he conocido a personas maravillosas que me han demostrado que los sentimientos son la verdadera esencia de la vida.

   Con todo esto, vivo mi realidad día a día, entendiendo que es tiempo de asumir las experiencias adquiridas, y que no importa lo que pase con mi cuerpo. Las circunstancias actuales de mi vida están centradas en lo que pase con la juventud de mi alma.

  Hoy doy gracias a la vida por concederme el regalo de la amistad, los amigos, y el cariño que me dan.