fatima-perez-mendez

 

 

 

 

Te amamanté porque quise, no porque lo necesitara;

Intenté hacerte salvaje, rudo y también ruidoso.

Quería que tuvieras una coraza para el mañana,

en un mundo cero cariñoso.

Que leyeras el triple de lo que yo lo hice

y amaras, veinte besos más.