crepúsculo
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Lange Aguiar


Desde hace mucho tiempo observo este planeta 

en el que vivo y a veces me desespera.


Siento sus contradicciones, sus locuras, sus ambiciones…

Por una lado creo que a veces avanzamos

 hacia un mundo mejor.


Pero por otro lado creo que estamos caminando 

hacia nuestra propia autodestrucción. 

No es fácil sentirte animado ni convencido de ello, 

porque también es verdad 

que no todo es destrucción y sufrimiento.

Me lleno de dudas 

cuando me pongo ante el televisor, 

escucho la radio o leo la prensa 

y solo siento el terror, 

el miedo o la violencia reflejado 

en muchos rostros humanos 

de ¡tantas y desiguales partes del mundo…! 

Pero también mis ojos se iluminan 

cuando comparto ilusiones 

con otros seres humanos, 

cuando observo la sonrisa de un niño de África 

al lado de un cooperante 

o cuando participo de acciones solidarias, 

con otros muchos amigos y amigas...

Es verdad que muchas veces me deprimo 

y lloro porque me siento impotente, 

frustrado, deprimido o sin esperanza 

al ver esta locura consumista, 

egoísta, violenta, y sin sentido 

que te aleja de la “idiota ilusión” 

de que pueda existir un mundo diferente.

Es verdad que en muchos momentos 

me emociono al sentir el amor, 

al ver como otros entregan su vida por amor 

y que luchan para que otro mundo sea posible…

Estos dos sentimientos, estas dos sensaciones, 

estos dos pensamientos me atormentan, 

me persiguen, me acosan y me hablan permanentemente:
· Guerras que nunca terminan, 

guerras desiguales y preventivas, 

terrorismo y xenofobia, 

violencia e inseguridad, miedo a la vida, 

terror a la muerte, bombas destruyendo ciudades, 

nápal destruyendo cuerpos, 

torturas para divertir o confesar mentiras…


· Millonarias Manifestaciones 

en todo el planeta reivindicando la Paz 

con un grito claro y unánime 

de ¡¡¡No a la guerra!!!
MONTAÑAS de manos pintadas de blanco. 

Palomas a miles en el aire revoloteando. 

Ondas de voces que forman en el cielo 

un ¡¡¡SI A LA PAZ!!! multicolor, unitario…
 

· Rios Contaminados. Mares que se vuelven negros; 

vientos huracanados; lluvias desatadas; 

sequías que desertizan y matan la vida; 

la tierra que se rebela; 

terremotos que destruyen y “desolan”; 

el cielo que se torna gris; 

las nubes que roban lo azul; 

la tierra que se llena de cemento y asfalto;

el aire que se vuelve irrespirable…
 

· Manifestaciones exigiendo cordura 

y defendiendo el medio ambiente. 

Gente encadenada pidiendo respeto 

por la naturaleza y la vida. 

Mártires muriendo por exigir respirar aire puro 

y garantizar la tierra para los hijos del futuro, 

para los hijos de la tierra.
 

· Fronteras que se cierran con alambradas 

para que no pase el hambre, 

ni pasen los que buscan trabajo con su sangre, 

ni los que quieren escapar del horror en el que viven... 

Alambradas que matan. 

Desiertos que aniquilan los sueños 

de los que buscan paraísos perdidos en esta tierra… 

Alambradas del mundo moderno que los esclaviza 

los separa y a una tierra ensangrentada les ata…
 

· Ondas que se expanden en el aire 

gritando igualdad, justicia, solidaridad… 

en un mundo para iguales; 

en una tierra-casa de todos; 

en un planeta-mujer 

cuyo vientre pare desde un mismo origen: 

¡¡¡los hijos que la habitan, 

CREANDO con ellos LA VIDA!!!

 

Me sumerjo en el CAOS. 

Formo parte del CAOS. 

Yo soy CAOS.

Vivo y existo entre paradojas 

que contradicen sentimientos 

y enfrentan emociones. 

¿Hay Orden en el CAOS?

¿Es el orden del CAOS el que debo sentir? 

¿Son las dos caras de una misma moneda? 

¿Qué Moneda? 

¿Qué efecto produce en la vida, 

en mi vida, en la tierra, 

en este mundo universo más cercano, 

el revolotear de mis alas, 

la acciones de mi existencia? 

¿Son sólo míos estos pensamientos caóticos 

que se mueven como ondas 

en este planeta que gira sin parar?
¿Cuáles son los tuyos?