En el vasto campo de la poesía contemporánea, ya se hace difícil hablar de una poesía temática. Afirmar que he escrito un poema de amor, o existencial, o doméstico, o épico, son pistas débiles para describir la experiencia poética, para nombrar lo que realmente ocurre en ese misterioso espacio de la transmutación poética. La poesía es fondo, sí, pero también forma, o mejor dicho, una enigmática alianza entro lo uno y la otra. Pero también la poesía es música, cadencia, ritmo, quiebre, salto, respiración, ahogo, ruido y mudez. Todo eso, o más o menos que eso.