La diferencia entre tú y yo
La diferencia entre tú y yo es la espalda
de un coloso enfurecido por culpa de los rayos de la luna,
de un gigante meditabundo que bucea bajo un lago cualquiera.
De un dulce animal.
Es preceptivo que se mida en unidades de ovillos de lana vieja con los que juegan, a ratos, gatos con piel de pantera.
Lo que nos separa no es solo un instante. Es la unión de momentos que se retuercen entre sí como serpientes en pulseras de platas vírgenes hasta su nueva fundición.
Lo que nos une solo se entiende entre sedas y moarés de terciopelo y almohadones y alfombras de hilos en constante lucha y fatiga, y bajo una tierna lámpara de fieltro blanco.
La diferencia entre tú y yo es que yo sé que existo aunque yo no lo quiera, aunque no sepa cómo hacerlo.
Es que tú sabes que existes y adoras las cosas que te regala tu existencia en obligado y deseado cumplimento.
La diferencia entre tú y yo es un abismo. Es un átomo.
Es, probablemente, una incómoda falta de luz que deja de señalar donde debería.