La última copa de Lola May

El reloj de pared dio la última campanada. Su tañido reverberó en la penumbra del living que, iluminado por la luz de la farola, impedía a la noche su cerco absoluto.  El rítmico balanceo del péndulo anunciaba la inexorable continuidad del tiempo y el eterno cuestionamiento de nuestra prescindible soberanía