Dejas tu huella en el mundo en los hijos que pares, en las sonrisas compartidas con tu familia, en los abrazos a tus amigos, en el gesto desinteresado que algunos saben valorar.
Cuando en algún momento he retrocedido en el tiempo, no he podido evitar cierto aire de nostalgia al despertar mis sentimientos recordando mi época de estudiante en La Laguna.
Será una trenza de letras y palabras, larga, gruesa. Con hilos de colores y tela blanca.
Añadiré un tejido de ingenioso calado con hilos de oro y plata que entretejen sonrisas, quejas, discursos y lágrimas.
Las caras visibles y masticadas de la luna conocen la tirantez de mi frente, ante la grotesca barbarie de la guerra, ante la misteriosa hambruna sin alma,
sin respeto por la vida.