Lorena Curbelo nace el 23 de abril de 1978 en Lanzarote, Islas Canarias, y es graduada en Fisioterapia. Tras casi dos décadas dedicadas a la vida sanitaria, irrumpe en el mundo literario en 2016 con el proyecto Educar para la salud a través de los cuentos. Escribe cuentos y relatos, cada uno con un tema de salud diferente, fomentando hábitos y estilos de vida saludable, transmitiendo valores como el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la humildad, la sensibilidad o la empatía.
Así, se lanza a narrar sus cuentos en Centros de Educación Infantil-Primaria dentro del programa de la Red de Escuelas Promotoras de Salud. Dedica talleres literarios de sus obras en centros de educación secundaria. Ha participado en las VI Jornadas de Salud Comunitaria en el Municipio de San Bartolomé con el cuento El gran legado del sacro. También estuvo en la X Semana de la Salud Comunitaria San Bartolomé, en la Ruta de los cuentos. Ha colaborado en Radio Municipal de Tinajo, (actualmente en QPHRADIO), en el espacio de Educar para la salud y en Radio Insular de Lanzarote, con Cuentos con Alma, con Lorena Curbelo.
En 2020 publica su primer libro, La pequeña sirena de medianoche, que presentó en 2021 en la XXXIII Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria. En 2022 publica su segundo libro vinculado a un proyecto benéfico en Gambia y La Palma, El secreto del viejo diablo de Timanfaya (Canarias ebook). En 2022 participó en dos antologías con Diversidad Literaria: Una Navidad de cuentos y fantasía II y Microrrelatos de Piratas. En 2023 recibió un premio literario con la obra La oruga de color rosa, de Diversidad Literaria.
En 2024 participa en varias colaboraciones de microrrelatos con Diversidad Literaria: Madre Mía, Crónicas microvampíricas II, Entre piratas anda el micro II y Luz de Luna IV. Presentó en el Festival Mueca 2024, de Puerto de la Cruz, su libro El secreto del viejo diablo de Timanfaya. En junio de 2024 presentó su nuevo libro El viaje de Afolín una propuesta literaria de la asociación AFOL editado por Editorial Canaria.
Como vemos, Lorena Curbelo tiene una trayectoria más que notable. Entre cuentos, niños y sanidad, su camino por las artes y por la salud comenzó un buen día y no ha parado desde entonces. En su blog, ella nos cuenta cómo nació esa relación tan especial entre el interés por la salud y los cuentos:
Había una vez una muchacha de tez morena, bañada por los rayos del sol de Lanzarote. Nació entre tuneras en el pueblo de la cochinilla, Guatiza. Su mayor deseo era ayudar a los demás. Pronto comienzó su andadura profesional. (…) Pasaron los años y la niña creció y se formó académicamente. Guiada por su profesor de lengua y literatura, Suso, se diplomó en Fisioterapia. Así podía ayudar a caminar a muchas personas. (Y de pronto advirtió) la fisioterapeuta que sin darse cuenta (casi siempre) terminaba su charla sentada en el suelo bajo las atentas miradas de los niños y niñas. (Y así nació) el proyecto: «Educar para la salud a través de la magia de los cuentos»[1].
Pero ¡hablemos con ella! Lorena, cuéntanos, ¿por qué escribes?
― Pues porque desde muy pequeña descubrí que las historias podían hacernos soñar, viajar, imaginar y hasta crear nuevos amiguitos. Con el paso de los años y la madurez, vi en la escritura una ventana abierta a la sabiduría, a la creatividad, a la reflexión, a la magia…
Encontré un estilo de vida que me fascina. Y también pude observar como fisioterapeuta una necesidad de “educar para la salud a través de los cuentos” desde edades tempranas. Acompañar en este proceso de una manera amena y divertida fue y es una de mis razones principales de por qué escribo. Además, escribiendo doy voz a tantos pacientes que han pasado por mis manos, y en los que visto la necesidad de “cuidarse desde muy pequeños” para evitar muchas de sus dolencias o enfermedades causadas en gran parte por sus malos hábitos. De ahí nació mi proyecto personal de “Educar para la salud a través de la magia de los cuentos”, que he difundido en Jornadas, Ferias de Salud, Centros Educativos y emisoras de radio insulares.
― Maravillosa iniciativa, no cabe duda. ¿Y dinos, cuándo comenzaste con todo esto?
― Aunque desde muy pequeñita ya creaba historias, no fue hasta el año 2016 cuando irrumpo en el mundo literario. En ese momento trabajaba como fisioterapeuta en el Centro de Salud de San Bartolomé, desde donde creaba cuentos para los centros educativos de mi Zona Básica de Salud, esbozando ya las primeras líneas de actuación de mi proyecto personal “Educar para la salud a través de los cuentos”. Observaba cómo el alumnado disfrutaba a la vez que adquiría o fomentaba hábitos y estilos de vida saludables con las historias que les narraba. Y eso me motivaba. Luego pasé al mundo radiofónico en un espacio infantil, donde seguía promoviendo la salud a través de las ondas. Y en 2020 inicié mi andadura en el mundo editorial con la publicación de mi primera obra literaria, La pequeña sirena de medianoche. Recuerdo que fue un año muy duro con la llegada de la pandemia, pero, aun así, pude disfrutar de ese primer nacimiento que me aportó mucha felicidad.
― Ya veo, Lorena. Hallaste en la escritura un campo de esparcimiento personal enorme. ¿Qué significa realmente para ti el ejercicio de escribir?
― La escritura para mí es una terapia, me aporta tranquilidad, paz, liberación. Me ayuda a conocerme a mí misma, a ordenar mis pensamientos, a mantener una mente sana, a fomentar la creatividad y a generar sinergias de “autocuidados”.
― ¡Casi nada! Y ¿qué conexión crees que tiene con la salud y el bienestar de los demás?
― Creo que la escritura es una herramienta muy poderosa que nos acompaña en nuestro bienestar integral. Nos permite expresar emociones, pensamientos, inquietudes… todo ello conlleva una reducción considerable del estrés del día a día. Además, desde la creatividad podemos fomentar la autoexploración y la reflexión, contribuyendo a un mayor autoconocimiento de nuestros estados de salud y bienestar.
― Cada una de tus historias es como un viaje. Pero un viaje de verdad es el que hiciste a Gambia… cuéntanos qué te enseñó ese viaje… ayúdanos a mirar hacia ese mundo tan lejano y tan cercano a la vez…
― El viaje a Gambia fue un regalo que me presentó la vida, en un momento donde mi alma estaba rota en pedacitos. El pueblito de Lamin, su gente, su cultura… me acogieron con tanto amor que, sin ser conscientes de mi dolor, comenzaron a remendar mi alma. Me enseñaron a sonreír frente a las adversidades, a crecer como persona y a no olvidarme de que todos tenemos un lugar en este mundo. Aprendí muchísimo. Aprendí, por ejemplo, que:
*Las maletas de viaje se pueden llenar de amor, respeto, solidaridad y empatía.
*No somos salvadores del mundo, simplemente aportamos nuestro granito de arena.
* El tiempo no mueve nuestras vidas.
* Todas las culturas nos aportan riquezas y formas diferentes de ver el mundo.
*Es recomendable pararse para apreciar lo simple e inesperado del día a día.
* No debo preocuparme del futuro, ya que es incierto.
* Puedo dar sin esperar recibir nada a cambio… pero sobre todo, debo luchar por mis sueños.
* Un gesto, por más simple que sea, puede sensibilizar corazones.
Así fue como conocí a Mala, un niño de aproximadamente 10-11 años. Recuerdo que era viernes, al final de la jornada, en el colegio Canary Babyloon School. Mala se acercó a mí y me tocó por la espalda, ofreciéndome una máscara africana mientras me decía: “Lorena don´t forget about us” (Lorena, no te olvides de nosotros).
Como comprenderás, parte de mi alma quedó para siempre en aquel lugar. Así que nada más llegar a Lanzarote, puse en marcha el proyecto del cuento “El secreto del viejo diablo de Timanfaya”. Esta historia no solo habla de nuestra identidad, esta historia crea lazos de hermanamiento con Gambia. Una vez publicado el cuento, con el apoyo de administraciones públicas y de muchos corazones conquistados por la sensibilidad de Lamin, pudimos comprar e instalar un tanque de 2000 litros de agua en un nuevo colegio, el “Canarias Lamin School”. Con un gran equipo de amigos, cumplí ese sueño de volver a Lamin con mi alma reparada, pero sobre todo con la felicidad de aportar mi granito de arena.
― ¡Qué hermosas vivencias y cuánta labor en pro de los que lo necesitan…! Realmente admirable y digno de reseñar. Tu proyecto solidario en literatura tiene ya un recorrido. Háblanos de ese camino. ¿Qué pretende cada uno de los cuentos que lo componen?
― Mis cuentos pretenden concienciar y sensibilizar, sobre todo en hábitos y estilo de vidas saludables. Transversalmente, trabajo valores como: el respeto, la solidaridad, el amor, la empatía…
― ¿Nos puedes hablar de algunos de ellos? Seguro que el lector tiene interés en conocerlos…
― “La pequeña sirena de medianoche” es un cuento sobre la diversidad de género, centrado en las personas de identidades trans. El objetivo principal es visibilizar esta realidad y educar en valores como el respeto, el amor… como ayuda para construir un mundo que apueste por la inclusión social. Trata de Marcial, un viejo lobo de mar, que mientras divagaba en su pasado junto al Faro de Pechiguera descubre un ser insólito que cambiará su vida para siempre...
― Otro ejemplo es “El secreto del viejo diablo de Timanfaya”. Este cuento es un gran recurso educativo donde niñas, niños, adolescentes y adultos adquieren conocimientos históricos, sociales, culturales y económicos de una época y una región determinada. Conocimientos que se transmiten a través de leyendas y mitos acaecidos en el pasado. El objetivo es dar a conocer nuestra historia, trabajar valores como la solidaridad, la empatía, la resiliencia... En esta historia, “El viejo diablo de Timanfaya, al pie de los volcanes de Lanzarote, guarda un secreto que una vez conocido cambiará las creencias sobre algunos mitos presentes en la población.”
― “La oruga de color rosa “, por su parte, es una conmovedora fábula donde su protagonista, la joven oruga, experimenta un cambio de coloración en su cuerpo, pasando del verde esmeralda al rosa aterciopelado. Aterrada por tal hecho, decide consultar al doctor Saltamontes y este le aconseja que visite a su colega, el doctor Escarabajo, solo él posee la poción mágica para su cura. Sin más demora, doña Oruga emprende un largo y angosto viaje donde irá conociendo a otros animalitos que le enseñarán lo importante que es vivir feliz a pesar de las adversidades que se nos presenten en la vida. Es una historia que apuesta por el acompañamiento emocional en situaciones adversas como el cáncer de mama. Nace como respuesta a mis pacientes oncológicas. Sin conocerse entre ellas, todas presentaban la misma inquietud: “¿Cómo decirles a nuestros hijos que tenemos diagnóstico cáncer? Parecía una tarea tediosa, delicada… Y como sanitaria reconozco que aún faltan recursos para abordar muchos aspectos emocionales de esta realidad. Pensé que quizás una fábula podría acompañar en esa situación que se planteaban y con ello “aliviar” el proceso…
― Con “EL viaje de afolín” estamos ante un proyecto que nace con la Asociación de familiares Oncohematológicos de Lanzarote (AFOL), para acompañar en el proceso oncológico a los más pequeños. Afolín es una joven gaviota que revoloteaba por las islas de Lanzarote y La Graciosa. Su plumaje, de un color blanco y gris, su pico naranja y sus pequeños ojos negros, nos invitaban a deleitarnos con su elegante vuelo. Habitaba en la zona más alta de la Isla de los volcanes: en el Risco de Famara, y allí, junto a su familia, construía sus mejores recuerdos y aventuras.
― Otro ejemplo es “El cocodrilo Mamadou y Suso el pulpo”. En esta divertida fábula, sus personajes principales se encuentran tras un maremoto. Entre ellos descubren la importancia de los dientes y por qué debemos cuidar de ellos, no solo para sonreír sino para hacer una buena digestión y tener una boca saludable. La historia intenta crear hábitos de higiene bucodental desde los primeros años de vida de nuestros hijos, un reto que todo padre, madre, tutor o tutora debe llevar a cabo. Actualmente, estoy inmersa en la campaña de crowdfunding con esta nueva obra, en Editorial Canaria. Los beneficios serán destinados a la ONG ASEDA GAMBIA para cubrir los gastos sanitarios de dos niños que pude explorar en uno de mis viajes a Lamin.
― Estamos casi terminando, Lorena. Nos ha quedado claro contigo que estamos ante una persona amante de la paz, empática y solidaria, ¿sigues teniendo fe en el mundo, en medio de este panorama tan apocalíptico que nos rodea?
― Creo que es comprensible sentirse abrumado por el panorama actual, donde hay muchos desafíos y problemas que parecen apocalípticos. Sin embargo, sigo manteniendo la fe en este mundo. A pesar de las adversidades, hay actos de bondad, solidaridad y esperanza a diario. Una de las posibles soluciones para el cambio positivo podría ser unirnos y trabajar en un mismo sentido hacia un futuro mejor. Este rayito de luz no es imposible si entre todas y todos lo hacemos posible. Un compromiso colectivo.
Pues muchísimas gracias, Lorena, por tus palabras, por tu obra, por tu compromiso con la vida. Amigos lectores, nuestra firma invitada de diciembre ha compartido con nosotros generosa y espléndidamente su modus vivendi enfocado en crear, escribir, contar, cuidar, sanar, de forma útil. Volcada en ayudar a los demás con una vocación de servicio incuestionable. Afirma Gioconda Belli que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”. Si Belli conociera personalmente a nuestra Lorena Curbelo y su labor, elevaría esta sentencia al cuadrado.
[1] https://lorenacurbelo.com/sobre-la-escritora/