Hace tiempo que quería abrir una sección mía dedicada a la etnografía y el folclore canario, un mundillo por el que transité muchos años de mi vida y que merecía que yo les dedicara algo de tiempo por lo mucho que me enriqueció como ser humano.

Mi intención es traer aquí a esos "desconocidos", más allá del entorno común y cercano, para que todo el mundo conozca y reconozca el valor de sus actividades, la mayoría de las veces sin remunerar, a las que han dedicado gran parte de su vida, y que gracias a su dedicación y respeto por nuestros ancestros han llegado hasta nuestros días.

Juan Carlos Díaz Castro

Conozco a Juan Carlos Díaz Castro (o a Cho Juan, como a él le gusta llamarse) de toda la vida. Curiosamente, a pesar de no haber compartido juntos muchas de las actividades que propician la amistad, le he considerado siempre un buen amigo y una persona seria y cabal en cuyo criterio confío plenamente.

Como anécdota curiosa contaré la ilusión que me hizo el día que me abordó en una verbena en la plaza de San José de El Escobonal para decirme que la lectura de mi primera novela, Sueños de pescador, había conseguido que se le saltaran las lágrimas, cosa que, además de mí, solo había conseguido su madre un día que le dio un pescozón por portarse mal. También me gustó mucho que me preguntase si yo buceaba, dado que le habían llamado la atención las descripciones tan precisas que contenía dicho libro y que reconocía porque él sí lo practicaba. Las dos mejores críticas que tuvo para mí esa publicación.

Desde lejos siempre me llamó la atención su amor por las costumbres y el folclore de las islas y especialmente por el de El Escobonal y aledaños. Cuando le escuchabas hablar parecía un viejo desde que era solo un crío y le encantaba sentarse con los mayores del pueblo, en la acera de La Fonda, preguntando a unos y a otros por todo aquello que le llamaba la atención. Por eso creo que es la persona idónea para iniciar mi nueva andadura en Canarias literaria, un espacio desde el que pretendo visibilizar el trabajo por la etnografía y el folclore canario de aquellos que son desconocidos más allá del propio folclore, de su pueblo o su entorno cercano, porque aunque nunca destacara demasiado en su transitar por el mundo del folclore, salvo por su estatura, siempre ha estado ahí, defendiendo nuestras tradiciones a ultranza y tratando de poner su granito de arena en su continuidad desde todos los escenarios posibles, como podrán comprobar en la siguiente...

ENTREVISTA

¿Qué o quién motivó tu interés por la etnografía y el folclore?

Mi interés por el folclore posiblemente venga por influencia de mis abuelos, abuelo Juan tocaba la guitarra con un grupo de amigos que se reunían de vez en cuando en su casa para disfrutar de la música canaria; y por mi abuelo Polo (el Abogado) que era un gran cantador muy conocido en la zona, especialmente en las Fiestas de la Punta de Abona, donde coincidía cada año con su amigo Sebastián Ramos (el Puntero).

Mi interés por la etnografía viene marcado por la huella de mi padre Carlos, que fue un enamorado de las tradiciones y costumbres Canarias. Me fue inyectando sus conocimientos poco a poco, cuando íbamos caminando a la playa a pescar morenas, cuando íbamos al monte a por hierba para las cabras, o durante las tareas agrícolas amarrando las parras… Luego de mayor me integré en la Tagoror Cultural de El Escobonal desde su inicio y allí aumenté mis conocimientos, buscando restos guanches para nuestro museo y recabando de las personas mayores conocimientos y costumbres.

¿Compartes esa afición con alguien de tu familia?

Sí, el que les habla, mi hijo y todos mis primos hemos sido luchadores y parranderos; en casa, mi esposa, mis dos hijos y yo fuimos componentes de la Rondalla de El Escobonal en alguna etapa de nuestras vidas.

 Como me enseñó mi padre, ahora yo transmito a mis familiares retazos de nuestra cultura.

¿Consideras importante el estudio etnográfico y su divulgación a día de hoy?

Sí, creo que se ha recabado suficiente material como para garantizar la custodia y permanencia de la cultura Canaria. Creo que la labor principal en la actualidad sería la de transmitir todo lo que se pueda a las nuevas generaciones, al tiempo que se genera interés y respeto por nuestra historia.

¿Cómo crees que podríamos ayudar a que no se pierdan nuestras tradiciones?

Recuerdo la época en que gran parte de la sociedad canaria desconocía y algunas veces menospreciaba nuestra cultura; luego vino la época en que los políticos descubrieron ese filón e inyectando gran cantidad de dinero durante años, llegando algunas veces a la ridiculez. Actualmente, se ha vuelto un poco a la dejadez (suena el himno de Canarias y pocos se dan cuenta de lo que está sonando, en las muchas fiestas de barrio aún se colocan mal las banderas de Canarias (bandera ventorrillera), la gastronomía canaria se encuentra más en los guachinches que en las casas particulares….)

Los jóvenes se enfrentan en la actualidad a varios hándicaps, en su proyección vital que no les estimula el interés por las tradiciones: el desempleo y la precariedad laboral, dificultad para acceder a la vivienda, mayor competencia laboral, presión social y expectativas...

Solo tengo claro una cosa: La cultura y las tradiciones de un pueblo no deben estar en manos de los políticos, es el propio pueblo quien tiene la obligación moral de cuidarlas, respetarlas, vivirlas y transmitirlas. Si no es así, quedarían en los libros y en los museos.

¿Qué ha significado para ti tu paso por la música?

La música para mí ha sido y continúa siendo una forma de vivir, compartir y al mismo tiempo conectar con el pueblo, independientemente del estilo musical que elijas, en mi caso he tenido la suerte de explotar la música étnica (Danza de Cintas); la música de autor (Grupo Entre Amigos); la música folclórica (Rondalla de El Escobonal); la música pop-fusión (Grupo Herques); la música popular y sudamericana (Grupo Amigos del Arte).

Cuéntanos cómo se te ocurrió la idea de escribir el libro Danza de cintas de El Escobonal, más allá de los orígenes, y la acogida que ha tenido.

Después de más de 30 años como tamborilero de mi pueblo, investigador y  artesano de las flautas de 3 agujeros, tradición originaria de los cabreros de mi pueblo desde hace más de 200 años, poco a poco he ido adquiriendo y acumulando mucho material y conocimientos en estos temas,  y con el objeto de transmitir todo lo aprendido para enriquecer nuestra etnografía y para que las generaciones futuras lo aprovechen y seguramente lo amplíen, recopilé todo lo escrito por diferentes autores, lo ordené y le añadí todo lo que yo pude aportarle a las Danzas de Cintas rituales.        

La primera edición, editada por el Tagoror Cultural de El Escobonal, se agotó en la primera semana; son innumerables las personas interesadas en ese libro, incluso de colectivos de tamborileros de la península (Aragón, lugar de origen de la primera flauta). Desde ese entonces llevo intentando que nuestro Ayuntamiento saque una nueva edición, aún no pierdo toda la esperanza.

¿Tienes en mente algún proyecto que nos puedas contar?

Pues conseguir una segunda edición de mi libro “Danza de cintas de El Escobonal, más allá de los orígenes”.

Continuar fabricando flautas para varias danzas de cintas de la isla (La Florida, Icod, Güímar, Escobonal y Fasnia) ahora sobre todo para las escuelas que están creando estas danzas para transmitir su toque.

Continuar formando nuevos tamborileros/as…. Este año, en nuestras Fiestas de El Escobonal, saldrán dos nuevos tocadores que llevan un año aprendiendo.

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