[Yo] soy la nube enamorada del viento. Me identifico con el Este y con el continente africano, se podría decir que soy un rebelde, a mi entender con causa, pero también soy un convencido pacifista, un demócrata, un ser humano que se preocupa por todo ser humano que sufra violaciones de sus derechos y de su dignidad[1].
Adentrarse en el mundo creativo de un escritor, en los significados y en los andamiajes de su quehacer, es una aventura apasionante. Y lo es, no solo por las expectativas que uno ya tiene, sino, sobre todo, por los hallazgos prodigiosos con los que uno se va alumbrando mientras escucha y lee… A la cita me remito.
Juan Francisco Santana nace en la isla de Gran Canaria y allí vive. Es Doctor Cum laude en Historia, Licenciado en Geografía e Historia y también en Antropología. Es diplomado en Educación, profesor de secundaria y universitario, novelista, poeta, investigador, historiador, biógrafo, ensayista y articulista (seguro que me dejo algo…)
Colabora, entre otras, con la revista digital argentina de experiencias y arte Que responda el viento. Ha publicado algunos de sus poemas en la revista marroquí escrita en árabe, francés, inglés y español ILA magazine. Presentador y miembro fundador del proyecto cultural de trabajo radiofónico “Poesía Viva de la Atlántida” y de ‘La posada de la nostalgia’. Protagonista en la película documental “Alzados: Historia del Nacionalismo e Independentismo en Canarias”, (2016). También intervino en la película documental “Déjame ser” (2015).
Ha participado en diversas antologías internacionales y en obras de otros autores, así como prologuista en múltiples ocasiones. Invitado al 500 aniversario de la fundación de Veracruz (México), representando a España. Miembro, entre otras, de la Asociación de Escritores ACTE y uno de los fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite, así como Cronista Oficial de dicho municipio. Es Socio de Honor de la Escuela Luján Pérez de Las Palmas de Gran Canaria desde el año 2013 y delegado en Canarias de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna (Capítulo Internacional, New Jersey, Estados Unidos), desde el 30 de junio de 2017. Los reconocimientos más recientes que atesora son dos. Uno se lo ha concedido ARTE AHORA, ACADEMIA ESPAÑOLA DE LITERATURA MODERNA, ACADEMIA NACIONAL E INTERNACIONAL DE LA POESÍA DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA —con sede en Andalucía― (España) y destaca la aportación de nuestro amigo, con su obra y su vida, al mundo de la cultura durante el recién terminado 2024. El otro se lo ha concedido la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional con sede en New Jersey, Estados Unidos, por su labor como Director de la misma en el Reino de España.
No cabe duda de que estamos ante la trayectoria de un humanista íntegro y prolijo en creación. Nos acercamos con nuestro prisma curioso y desinquieto a todo un arquitecto de la escritura que construye y reconstruye, conforma lo innombrado y rehace lo olvidado paso a paso, con la meticulosidad de quien sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Su labor cultural es inabarcable por quien escribe. Lo confieso. Pero intentemos, al menos, conocer algo del Juan Francisco literario.
―Hola, Juan Francisco. Ante todo, he de felicitarte por tu dilatada labor cultural. Es realmente admirable. El biógrafo, el antropólogo, el deportista, el amante de la memoria de su tierra, el valido de las voces más apagadas por el silencio colectivo, el novelista, el poeta… todos caben en ti y tú eres todos ellos. Tus amigos y compañeros de Acte te admiramos por tu enorme valía, pero queremos conocerte un poco más, porque estamos convencidos de que vale la pena. Infinitas gracias por aceptar ser la firma invitada de la revista digital Canarias literaria. ¡Empecemos! Explícanos, por favor, cuándo y cómo se despertó en ti la vocación literaria.
― Sin ninguna duda, cuando era un niño y pedía a mi segunda madre (tuve la suerte de tener dos madres y dos padres) que me comprara cuentos, luego se les llamó cómics, pero yo, por aquellos años, los conocí como cuentos: El Jabato, El Capitán Trueno, El Llanero Solitario, Tamar, Vidas Ejemplares… Se los pedía a ella, pues mi madre biológica no tenía disposición económica, por aquellos años, para comprarme aquellas joyas que llegaban a mis manos semanalmente. Mi tía-madre Lola le daba dinero para que hiciera la compra y que no faltaran los cuentos del niño. Fue en aquel entonces cuando comenzó mi vocación literaria, pues quería escribir como aquellos escritores que me entusiasmaban.
Otro elemento importante y quizá definitivo fue una extraordinaria profesora de lengua que me animó a leer y a escribir, se llamaba Pepa Sanabria y daba clase en el Instituto de Tamaraceite, orientándonos en la lectura de Cervantes, Lorca, Garcilaso de la Vega, Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita… Fue entonces, con unos doce años, cuando comencé a escribir, aunque años antes ya hiciera mis pinitos, que regalaba a mis amigos de clase o se los leía a mi familia. Mucho de lo que escribí, en los años siguientes, tardó en publicarse porque lo primero era terminar mis estudios, mi doctorado incluido.
Algo más tarde me trasladaba a Las Palmas, que se encontraba lejos de mi hogar. En aquel entonces era muy complicado el desplazamiento, pues no existían los medios de hoy, incluidos los económicos. Fui a la biblioteca y allí fui conociendo a diferentes escritores, llamándome la atención los clásicos. Tardé en percatarme de cuál fue la razón por la que me decanté por ellos y la respuesta se encontraba en mis primeras lecturas, concretamente en la influencia del mundo de El Jabato, ese mundo clásico, con la figura de un personaje llamado Fideo, un curioso poeta, que me llevó a leer a los poetas clásicos: Píndaro, Ovidio, Catulo o Virgilio; también me atrajeron los filósofos, creo que por lo mismo, y así conocí a Platón, Aristóteles o Tales de Mileto, este por haber nacido en el mismo lugar que Fideo, el poeta compañero de El Jabato. Más adelante, siendo aún un adolescente, me enamoré de la poesía de Walt Whitman, por su inmensa humanidad, la importancia de la libertad y el respeto por los otros; también me gustaba Rainer Maria Rilke y Rimbaud, de este último tanto su poesía como su prosa, que para mí era también poesía.
― ¿Qué es para ti el proceso creativo?
― Un encuentro deseado con el YO interno, un diálogo que después se va transformando en algo que debe ser socializado para hacer llegar a otros aquello que surgió de la más íntima soledad de los yoes. En ese proceso se mezclan las vivencias con todo aquello que ha surgido del proceso educativo, de las enseñanzas de otros y de las lecturas que se han elegido. Todo ello hace que surja de tus adentros algo que te es propio y personal hasta el momento en que se edita, haciendo que a partir de entonces se difunda, lo que conlleva que nada sea tuyo a partir de ese momento y así se transforme en un instrumento que utilicen otros para formarse y/o para crear a su manera. Por tanto, es algo muy especial, muy tuyo, que como creador debe tener un sello, una manera de hacer diferenciada, que caracterice a su autor.
[1] Palabras de Juan Francisco Santana en Dragaria, Revista canaria de literatura (27 septiembre, 2017)
No se puede dejar sin mencionar mi actividad como biógrafo y también creo que se debe mencionar mi faceta como deportista, tanto como practicante como de entrenador de fútbol, en todas sus modalidades, pues además de desempeñar la tarea en el fútbol base, en alguna ocasión, también soy entrenador nacional, lo que me posibilita entrenar en cualquier país. También he sido practicante de otros deportes, como, por ejemplo, el Shorinji Kempo, pues me encantaba, sobre todo, su aspecto filosófico.
― ¡Qué interesante! Esto sí que es una primicia. En otra ocasión te pediré que nos hables de esa disciplina deportiva tan novedosa y atractiva. Pero ahora entremos en la literatura. Te voy a poner en la tesitura de elegir: ¿prosa o poesía?, ¿por qué?, ¿cuándo cada una de ellas?
― Me encuentro cómodo con ambas facetas, aunque escribo poesía a diario, entre otras razones, porque me hace reflexionar y e indagar en mi propio yo y así poder posicionarme con respecto a lo que veo o escucho; es una manera de compartir mis sentimientos y mi manera de entender la existencia, mis posturas ante diferentes temas; es dar voz a aquellos que no la tienen; es comprometerte con el momento en el que ha tocado vivir. La prosa, en mi caso, la relaciono más con lo acontecido otrora, es como una manera de indagar en cuestiones que me preocupan o me llaman la atención de lo que ha acontecido. Pero, ante todo, quiero decir que se complementan y, por ende, me aportan aquello que necesito: investigar y comprender para poder compartir, así como sacar a la luz todo aquello que redunde en la difusión de la verdad.
― Cuéntanos cómo se fraguó Pensarme en tu piel. Háblanos de la historia de este poemario tan reciente.
― El deseo inicial fue que este poemario se publicara en Perú y por diversas circunstancias no se pudo llevar a cabo; es por ello que tiene un prólogo y un comentario de intelectuales y doctores peruanos. Al final decidimos que fuera aquí donde se publicara y se mantuvo la idea inicial. ¿Por qué en Perú? Pues la respuesta sería que me unen a ese país hermano muchísimas circunstancias y es por ello que significa mucho para mí.
He de decirte que se trata de un poemario íntimo, donde el amor, el compromiso social, la visión filosófica del mundo, el recuerdo y la nostalgia, siempre teniendo en cuenta el aquí y el ahora y un mañana imprevisible. También es un recorrido por los pensamientos de determinados poetas y filósofos, indagando en ellos; se podría decir que es una visión poético-filosófica sobre algunos aspectos de la existencia humana que, a lo largo de los años, han influido en mi forma de pensar y actuar.
― No cabe duda de que has logrado tu objetivo. El testimonio de muchos lectores lo corrobora. Y dinos, ¿en qué tipo de receptor piensas cuando escribes algo como esto? ¿Qué quieres transmitir con él? ¿A quién quieres llegar?
― Cuando escribo me trazo la premisa, incluso cuando hago investigación histórica, de que cualquiera que me lea lo comprenda a nivel general, pero siempre incorporo elementos y frases para reflexionar, para que se busque su significado y así se utilice el diccionario o las enciclopedias, elementos indispensables para la mejora y la práctica del lenguaje. De entrada, en muchas ocasiones, se puede pensar que mis producciones tienen un lenguaje complejo, pero, en general, se dan pistas que facilitan lo que se quiere transmitir. El objetivo es que sea una lectura que precise de búsquedas, de ayudas para la comprensión, y con ello lograr, en la medida de lo posible, lo que me he propuesto. No es fácil pero sí que tiene un objetivo claro, cual es la ampliación del conocimiento por búsqueda e interpretación personal. No se puede dejar de lado mi labor como docente y eso se refleja en mis obras. Por tanto, se podría decir que intento que mis obras, incluso las de carácter científico, puedan ser leídas y entendidas por cualquier ser humano que desee hacerlo.
― Ya sabes, lector, Pensarme en tu piel (Ed. Idea, 2024), el más reciente poemario de Juan Francisco Santana te espera. Vale la pena acercarse a esa lírica tan exquisitamente tejida. ¿Y tu libro de cabecera, Juan Francisco, tienes alguno, o algunos…?
― Ese libro es, lógicamente, cambiante, sustituyéndose cuando se finaliza su lectura, aunque, en realidad, no tiene porque terminarse, habiendo obras que vas a ella una y otra vez por lo mucho que te han podido aportar. Uno que siempre está en mi mesa de trabajo y, en muchas ocasiones, en mi mesa de noche es El Quijote porque cada vez que lo leo descubro nuevas posibilidades. Cervantes fue un escritor muy bien preparado, un genio insuperable, y con el objetivo claro de formar a los que le leían y eso, como ya he dicho, me fascina. Luego los libros van cambiando, gustándome muchísimo: Voltaire, Platón, Aristóteles, Walt Whitman, Álvaro Pombo o León Felipe, por citar sólo algunos. También me gustan mucho los autores árabes, tanto poetas como novelistas. En el día en que estamos te he de decir que estoy leyendo “Poesías completas de James Joyce”, de la colección Visor de Poesía; y a la vez la obra “La vida, después” de Abdulrazak Gurnah, escritar nacido en Zanzibar y Premio Nobel de Literatura en el año 2021, recomendable, sin ningún tipo de dudas.
― Amplio abanico, sin duda. Se entiende tu humanismo tan dilatado y cultivado ante ese bagaje lector, sin duda. Escucharte, leerte, es un puro aprendizaje, ¿lo sabías? Para terminar, amigo, defínete en una frase.
― No sé si podría definirme en una sola frase y no quiero acudir a lo típico, aunque, ya que me lo pides, podría decir: “Un ser humano que continuamente busca la luz, aunque me desenvuelvo perfectamente en la oscuridad.”
No nos cabe duda de que te desenvuelves bien en cualquier medio. Pero yo quiero añadir algo para concluir. Algo que no te enmienda, Juan Francisco, pero sí ayudará a la nitidez que este artículo pretende dar de tu imagen. Porque es que, además de todo lo dicho, eres humilde. Y eso te hace más grande. Juan Francisco Santana es un comunicador por vocación. Lo es porque siempre busca hacerse entender por el lector y eso es fundamental como actitud. Paralelamente, es un trasgresor del lenguaje que está continuamente explorando los propios límites de la palabra. Un alquimista del verbo que busca y se busca en lo que escribe. Pero no solo eso, también es un paladín de los artistas olvidados. Su arqueología investigadora ha rescatado para la memoria a Vivi Milano (pintora canaria), Ulises Parada (artista de la Escuela Luján Pérez), Yolanda Graziani (pintora autodidacta grancanaria) o al modernista Manuel Pícar y Morales, entre otros. Y por último, es un hombre que, como su admirado don Quijote, respira para cabalgar, para contar y descontar las injusticias, para filosofar sobre los bálsamos del amor y otros milagros del ser, para dar noticia, como un caballero andante del siglo XXI, de los maleficios que contienen algunos beberajes de la memoria, del olvido, del agravio y del desagravio. Es un poeta de guardia que conoce ―muy importante, esto― los misterios de la lírica y sus coordenadas:
Hacer poesía es escribir en otra dimensión, cual es la de elevarme por arriba del instante en el que escribo, y muy por arriba del teclado de un ordenador para así situarme en la dimensión que me permite otras miradas, muy diferentes a las mías habituales, de las del hacedor de lo ordinario, para hacerlo desde lo no habitual, desde las alturas que me permiten mis alas, y no podemos olvidar que no todas las aves vuelan a la misma altura por sus lógicas diferencias, eso que se llama personalidad y riqueza intrínseca que son diferentes en todos y cada uno de los seres humanos. Lo cierto es que si a tus alas o, lo que es lo mismo, a tu imaginación no le das la posibilidad de volar, jamás lo harán y por ende no serás capaz de experimentar sensaciones que solo le son propias a la poesía[2].
Gracias, Juan Francisco, por compartir tanta erudición y tanta humanidad con nosotros. ¡Te seguimos leyendo!
[2] Palabras del autor en Diámetro (https://diametro.org/radio/juan-francisco-santana-dominguez/)
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