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Rosa Galdona

Este mes del libro, nuestro taller ha dedicado una de sus actividades a ese objeto de culto que es, para todo lector, el libro. Trabajamos de forma paralela la oda como composición poética de exaltación. Luego, se la dedicamos al libro. Aquí van algunos de los trabajos:

Un libro, el libro, mi libro

Qué libro, ¿cuántos libros hay?

¿Te gustan los libros? ¿Cuestan caros los libros?

El libro, refugio de la tinta y del papel.

Tengo muchos libros y más quiero tener.

No concibo mi vida sin los libros.

¿Alguien quiere libros? Los regalo.

Es mi mejor y mayor amante oculto y a la luz.

Libertad

Ilusión

Belleza

Realidad

Oferta



Autora: Cele Díaz

Tus marchitas tapas viejas, amigo, siempre me sobrecogen.

En ellas se encuentran impresas las huellas de esa persona

tan querida y de tanto significado en mi adolescencia.

En sabiduría no tienes límites.

Me descifras todos los misterios y eres un canto a la vida

y a la libertad.

Tus enseñanzas son atemporales.

Buscando en tus desgastadas páginas

descubro siempre otras historias, inquietantes

y que estremecen.

Cuando te derramas, hablas a mi dolorido corazón,

que siempre encuentra la mejor de tus respuestas.

En tu interior, tu sabiduría se mantiene intacta.

Eres el amigo soñado y un profesor insustituible.


Autora: Emma Coello

Mi amigo me acompaña,

unas veces por la noche

y otras por la mañana.

Me cuenta todas sus hazañas.

Por la noche me adormece

y en la mañana es muy buena compañía.

Si no fuera por él, ¿quién me tendría alerta

para contarme sus cuitas?

Mejor que nadie, mi libro.


Autora: Candelaria González

Torrente de palabras que elevan la consciencia,

maestros silenciosos de profundo conocimiento.

¡Alas para la imaginación!

Lo que ahora es, al instante, fue, pero vosotros permanecéis.

Océanos de secretos, escondidos en infinitos trazos.

Leí y leí para descubrir que el verdadero libro está

dentro de mí.

Negro sobre blanco, en la mente

tinta que cala al corazón.

Mundos ignotos se revelan ante ti.

¿Es una biblioteca el paraíso?

¿Es el paraíso un lugar lleno de libros?

Un cuento para poder vivir.

Un cuento para saber morir.

¿Acaso la vida es cuento y los cuentos, cuentos son?


Autora: Mónica Martínez

Ansiosa por conocerte,

mi  infancia.

Obligada a entenderte,

mi  adolescencia.

Disfrutando de explorarte,

mi  juventud.

Buscando momentos,

mi  maternidad.

Y es ahora en mi madurez cuando te amo de verdad.


Autora: Caterina Mesa

También jugamos a crear poemas a partir de la leyenda de un paquete de café. Convertir la elaboración de una taza de café en un encuentro amoroso dio lugar a poemas tan divertidos como estos:

El olor a café me resulta agradable,

mis glándulas salivares se aceleran de forma apreciable.

Todo ese ritual de poner la medida justa,

presionarlo sutilmente, añadir agua, es evidente.

Conservar en lugar fresco y seco es lo aconsejado,

pero en mí se guarda en un lugar cálido y mojado.

Mi corazón, ante su presencia, se ha acolchado.

Esa combinación de ojos árabes

con acento italiano lo vuelven cautivador y casi, sin darme cuenta, la espuma ha soltado.


Autora: Cele Díaz

Para disfrutar de un auténtico cuerpo cachondo, 

precalienta el ambiente

con aroma a canela, clavo y pimienta.

Acaricia las zonas claves, con la presión justa

y la inclinación adecuada.

Utiliza la humedad, para suavizar y matizar,

allí donde se reclame.

Conserva el instante, 

alarga el clímax,

no pierdas el galope,

mantén la tensión en el preciso momento 

en que la cafetera explote.


Autora: Mónica Martínez 

Semilla fue.

En la tierra se plantó.

Húmeda, suelta, libre,

momento perfecto,

sedientos de amor.

Riégame siempre

con momentos de pasión,

presionando con fuerza,

lamiendo lento, de repente

penetrando muy dentro.

Mi aliento, intenso.

Empótrame contra la pared

por el puro placer de verme florecer.


Autora: Caterina Mesa

Mi espacio era oscuro, la realidad era blanca y negra,

no había colores, matices, y hasta las flores eran iguales.

En una alacena te encontré, eras de papel, libro,

dentro, muchos otros papeles más finos, sueltos unos de otros,

pero a la vez pegados como mis labios a mi boca, libro.

Había muchas letras unidas,  formando palabras, frases,

y todo fusionado como los amantes de domingo, libro.

Tu tinta extraía colores,  matices, viajes,

enlazados en bosques de emociones, libro.

Ya siempre fuiste mío, y no por infiel, sino por amor,

busqué otro y otro. Y así, miles. Te amo, libro.


Autora: María Bello

Y la creación libre, temáticas aparte, también tuvo un hueco:

Entre hielo seco

está mi espíritu mojado

añorando las flores del patio.

Con el desconsuelo de la pérdida

de tus juegos con las estrellas,

de los primeros besos,  de todo

tú, venerado nacimiento.

Espero se haya secado,

incinerado, muerto y

 sepultado la cizaña

plantada en la Torre de Babel.

Nunca dudes, ojos de luceros

de tus genes verdaderos

pues la bruma de la Torre

no deja ver el cielo.

No pierdo la esperanza

de sentir tu latido en mi pecho

 como la fortaleza de la tinta

 abraza mis letras en cada carta.

 El fuego de la Torre no alcanza

 a consumir mi hábil lengua,

 cuyo agravio desatado es la palabra,

el hielo helado que apresa  y me aleja de estar a tu lado.

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