La ira
Piensas
y crees que te conoces
que todo en ti forma parte
de tu conocimiento interiorizado,
que no hay recodos ni entresijos en tu vida,
que controlas o manejas las situaciones inesperadas
o emocionalmente sentidas, pero...
no es así, tú mismo te sorprendes
cuando
quieres controlar
tus impulsos y ves
que no te obedecen, cuando
quieres callar y surge el grito innecesario
o sentido o deseado o reprimido...
Cuando quieres crear paz,
armonía y, sin embargo, tus palabras se desbocan,
se retuercen con dolor
y cuando
se pronuncian,
hieren en su forma de volar
y tu mente se aturde, tu corazón llora
y tu alma suspira, se encoge, se estremece...
pero sabes que eso también eres tú,
que ese ser desbocado,
que también eres, no expresa la plenitud
y belleza del amor que ERES y
huyes
de ese lugar
para no seguir hiriendo
para no seguir gritando e hiriendo
y ya fuera, en el silencio del camino buscado
recuperas la templanza, la calma, el sosiego y lloras,
desahogando tu impotencia
y tratas de abrazar tu IRA
para encontrar la armonía
y regresar con una
sonrisa, con las manos abiertas
para el encuentro, pero...¿Respetas así
tu propio proceso de expresar tu IRA como parte
del aprendizaje de tu propia existencia
en este planeta?
¿Respetas así la experiencia de vivir tus emociones
y tus sentimientos?
Sí, es verdad
sé que es nuestra humanidad
que respeto y que debemos aprender
a vivir con ella, pues soy ella, es mi identidad
y forma parte de la huella de mi destino grabada
en mi ESENCIA experimentándose
en mi limitada materia
de vida humana encarnada
en esta parte del universo llamada Tierra.
Añadir nuevo comentario